EJERCICIO REFLEXIVO AL TEXTO
“LOS SIETE SABERES PARA LA EDUCACIÓN DEL
FUTURO”
DE EDGAR MORIN
Por: M.E. Carlos
Alberto Chiñas Narváez
Estudiante de
Doctorado en Educación
CEVIP (Centro
Veracruzano de Investigación y Postgrado)
Cd. Xalapa, Veracruz.
Es sorprendente ver como los
verdaderos actores del ejercicio educativo no volteen a ver las corrientes
pedagógicas que día tras día se van desarrollando en nuestro mundo de
habla-hispana y mucho menos se preocupen de indagar sobre las nuevas
perspectivas pedagógicas que nos depara el futuro.
Leer a
Edgar Morín es una experiencia difícil en virtud de que su nivel filosófico, cultural
y religioso es muy severo y hace muy complicado desenredar la madeja histórica
cultural que nos plantea en la profundidad de su texto.
Sin
embargo, desde la perspectiva personal y en pleno ejercicio docente, hay muchos
aspectos que puedo retomar por lo pertinente que se vuelven durante la lectura
y que amplia mi visión del tipo de enseñanza-aprendizaje que aplico y que
necesito.
Llama
mucho mi atención lo que se maneja en el prólogo del texto cuando advierte que…“este
Texto pretende única y esencialmente exponer problemas centrales o
fundamentales que permanecen por completo ignorados u olvidados y que son
necesarios para enseñar en el próximo siglo”, lo cual se me hace aparte de
pertinente, muy necesario para discutirse el día de hoy.
Pero,
¿Cómo entender a Edgar Morín en el planteamiento ético filosófico que nos
plantea en su texto? Creo para iniciar habría que entender quién es y como
observó el mundo en su momento cuando le fue requerida esta reflexión académica.
Consultando una fuente en internet (1) nos dice
que…“Edgar Morín (1921) es un pensador y escritor francés de destacada labor
intelectual con una singular reflexión y un comprometido protagonismo en los
debates sobre los acontecimientos más destacados del siglo XX. Miembro de la
resistencia francesa enfrentó al nazismo en su juventud, luego acompañó
al ejército francés en la ocupación de Alemania para colaborar en la
comunicación de posguerra. Se incorpora al partido comunista y permanece hasta
fines de los ´60 cuando rompe con el mismo, para iniciar una crítica al
marxismo y profundizar en los estudios sobre las causas del totalitarismo de
estado.” Con este dato biográfico, podemos vislumbrar la necesidad de su
pensamiento liberador, de la necesidad de su juicio crítico y sobre todo de su
búsqueda por el (re) descubrimiento del hombre como ser pensante, capaz de
entender su origen, su evolución y su destino. No podemos creernos la triste
historia de nuestro destino fatal por la sencilla razón de que la creación
humana tiende a ser arrolladora, creativa y manipuladora de un escenario creado
exprofeso para el control y el dominio de sí mismo.
Lo anterior lo refleja muy ampliamente en sus 7
saberes para la educación del futuro, donde a través de un proceso paulatino de
des-aprendizaje logra conmovernos y sacudirnos para re estructurar la necesidad
de un nuevo aprendizaje, propicio para el siglo que concurrimos.
Sus siete saberes son:
1. Enfrentar
las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión
2. Alimentar los principios de un conocimiento pertinente
3. Enseñar la condición humana
4. Enseñar la identidad terrenal
5. Enfrentar las incertidumbres
6. Enseñar la comprensión
7. Cultivar la ética del género humano
2. Alimentar los principios de un conocimiento pertinente
3. Enseñar la condición humana
4. Enseñar la identidad terrenal
5. Enfrentar las incertidumbres
6. Enseñar la comprensión
7. Cultivar la ética del género humano
Consultado el día 27 de septiembre de 2018. 9:31 p.m.
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